jueves, 24 de marzo de 2011

EL TDAH EN LA ADOLESCENCIA Y SUS IMPLICACIONES EN EL APRENDIZAJE.

La inteligencia es quizás el atributo más extraordinario de la condición humana y su aplicación ha llevado a la humanidad a desarrollarse y a salvar obstáculos que parecían imposibles. Por ello, aprovecharla permite desempeñarnos en un mundo competitivo, cambiante y basto de complejidades y desafíos.
Pero si un individuo encuentra dificultades para expresar su inteligencia, su rendimiento será menor teniendo repercusiones en su autoestima, pues se percibirá como menos inteligente de lo que es en realidad.
Para tener éxito en algo es necesario contar con las condiciones para ello, estar preparado, y además es imprescindible comprometerse el máximo posible con esa actividad y poner en ella todas sus capacidades como individuo. Es aquí donde el aprendizaje juega un papel privilegiado, donde el aparato psíquico se carga, almacena, recupera e integra la información. Existen personas que a pesar de saberse inteligentes, no logran aprovechar sus capacidades al máximo pues padecen un trastorno que afecta su rendimiento intelectual, el cual les impide sostener la atención durante un tiempo determinado.
Siendo así uno de los problemas de salud más comunes que incurre en el ámbito educativo   el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, el cuál durante mucho tiempo ha generado interés en especialistas de la salud, psicoterapeutas, maestros y por supuesto padres de familia.
Los niños llamados hiperactivos se caracterizan por tener un tiempo de concentración menor del esperado para su grupo de edad, dificultades en el control inhibitorio que se evidencia en la impulsividad cognitiva y del comportamiento y una inquietud inapropiada.
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es el problema de salud mental diagnosticado con más frecuencia en la infancia y adolescencia. Se identifica en un 3-5% de niños en edad escolar y es más frecuente en varones. A menudo, los niños con este trastorno son incapaces de prestar atención a una tarea concreta durante un tiempo prolongado, suelen ser hiperactivos o inquietos y, en general, son desorganizados e impulsivos. Algunos niños con TDAH presentan sobre todo para mantener la atención, otros son primordialmente hiperactivos e impulsivos y otros tienen problemas en ambas áreas. En ocasiones, sacan malas notas en la escuela y son lentos para desarrollar habilidades sociales.
La actividad motora de la mayoría de los niños con TDAH es fácilmente regulada, su capacidad de espera es mínima. No reflexionan, saltan y hablan antes de tiempo, lo cual hace que sus interacciones no correspondan a las socialmente esperadas, por ellos frecuentemente están en problemas con los adultos y se vuelven impopulares con sus compañeros[1].
Por lo general, muchos de estos niños presentan problemas de aprendizaje y de conducta, consecuencia de su desatención, de la pobre capacidad de organización y por estilos cognitivos impulsivos. La prevalencia de estas conductas en el aula, pueden llevar a equivocarse en un diagnóstico primario, dado que es un problema que hasta cierto punto se ha estereotipado, pues si se observa a un niño que demuestra una conducta inquieta, distraída y/o desatenta, se le señala como un niño problema o con Déficit de Atención e hiperactividad, lo que representa un problema serio para su autoestima. Pero, ¿Cuáles son las manifestaciones que debemos  tomar en cuenta para detectar a un niño con TDAH? ¿Qué problemas sociales se les presentan? y ¿Cuáles son las repercusiones para el aprendizaje?
Algunos elementos distintivos del TDAH son el breve lapso de atención y la facilidad de distracción. En el colegio, los niños que sufren este trastorno son incapaces de seguir instrucciones y con frecuencia exigen una mayor atención por parte de sus profesores. En casa, no suelen atender a los requerimientos de sus padres. Actúan de manera impulsiva, muestran inestabilidad emocional y son explosivos e irritables[2]. Algunas veces, parecen no escuchar, son desorganizados, le es difícil estar quietos  (se levantan cuando no deben) y jugar tranquilamente, interrumpen a los demás y hablan demasiado.
Cabe señalar, que  los niños en los que se establece el diagnóstico de TDAH han de presentar varios de los signos y síntomas antes mencionados hasta un grado considerado como “perjudicial”, los cuales  deben persistir al menos durante 6 meses.
Las historias escolares y los informes de los profesores son importantes para evaluar si las dificultades de aprendizaje y de conducta en la escuela son debidas fundamentalmente a problemas de comportamiento, de madurez o de baja autoestima debida a la autopercepción de la discapacidad, ya que la fase escolar es quizá una de las etapas de la vida de mayor frustraciones, debido al inicio de la interrelación social y a lo poco comprendidos que son estos niños por parte de los profesores y amigos, que los juzgan rápidamente como niños malvados, retrasados mentales o simplemente como sujetos a los que se debe evitar y mantener a distancia.
Recordemos que el mundo de seguridad que les proporcionaba su entorno familiar donde permanecía la mayor parte del tiempo y recibían un trato mucho más tolerante, cambió por un medio que ya no les brinda la misma comprensión. Debido a esta situación, la comorbilidad de los trastornos afectivos y por ansiedad se incrementa notoriamente durante este período. Y si a eso le aunamos que el sujeto pasa por etapas en su vida que son decisivas para su formación y personalidad, que le conllevan algunos conflictos internos por la falta de identidad como lo es la adolescencia, estamos hablando entonces de una situación que requiere de especial atención.
Por su parte, la adolescencia es una etapa de transición de la niñez a la vida adulta. Los procesos de maduración biológica y psicológica dan como resultado una conducta muy peculiar. Si a ello le sumamos que existe un trastorno como el TDAH, esta conducta se puede transformar en un elemento disruptivo de difícil control.
Las manifestaciones de hiperactividad son mucho más discretas, hay un cambio importante a nivel motor. Los jóvenes experimentan una sensación subjetiva de inquietud que se puede manifestar por golpeteo con los dedos de la mano sobre la mesa, cambios de posición frecuentes mientras permanecen sentados, movimientos de bamboleo en las piernas. Los adolescentes con TDAH siempre están en actividad y pueden verse envueltos en varias actividades al mismo tiempo. Logran completar de mejor manera sus tareas aunque no con la misma eficacia que sus compañeros de aula. La hiperactividad en esta etapa puede asumir otras formas que mejoran la aceptación social. Es frecuente por ejemplo que estos adolescentes se involucren en actividades deportivas o artísticas, permitiéndoles canalizar adecuadamente las manifestaciones de hiperactividad.
El déficit de atención se mantiene casi igual que en la niñez, con dificultades para llegar a metas de las tareas que inician, los períodos de atención a los estímulos son cortos, se distraen con facilidad, tienden a cambiar su atención de una actividad a otra. Estos síntomas arrastran también el crónico daño en la autoestima y el mal concepto de las autoridades de la escuela se ven a sí mismos poco inteligentes e incapaces de afrontar y sostener un proyecto a largo plazo con alguna posibilidad de éxito[3].
Las manifestaciones de TDAH durante la adolescencia son un factor de riesgo para el adecuado desarrollo psicosocial del individuo, y el tratamiento debe incluir orientación para los padres y los maestros, psicoterapia individual y familiar, resolución de situaciones del momento, uso de psicofármacos y detección de los factores de estrés que puedan incidir adversamente[4].
Como se puede apreciar, el proceso de crecimiento y desarrollo es dialéctico, es decir, está en constante cambio, el sujeto actúa sobre su medio y el medio influye en el sujeto y las dificultades en cualquiera de estos múltiples factores producirán incontables efectos en todos ellos.
Por último, es importante señalar que, ante la complejidad del TDAH, necesariamente debemos considerar un abordaje amplio y multimodal tanto en el área pediátrica como psicológica y educacional, con la finalidad de realizar un análisis amplio de cada caso en particular, ofreciendo así a cada individuo una terapia integral.


BIBLIOGRAFIA
1Gómez R, Hernández B, rojas U, Santacruz O, Uribe R, Guerrero M, Betancourt L: Psiquiatría Clínica, diagnóstico y tratamiento en niños, adolescentes y adultos. Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Panamericana. 218:848- 37 Colombia, 2008.
2Kaplan H I, Sadock B J, Grebb J A: Sinopsis de Psiquiatría. Trastorno de Déficit de Atención. Editorial Médica Panamericana. 1085-39. España, 1996.
3Gratch L O: El Trastorno por Déficit de Atención, Clínica, Diagnóstico y tratamiento en la infancia, la adolescencia y la adultez. Panamericana. 92:243-10 Argentina 2001
4Grau M A, Meneghello J: Psiquiatría y Psicología de la Infancia y Adolescencia. Textos de Pediatría en Diálogos. Panamericana. 464-42 Buenos Aires Argentina. 2000.


[1] Gómez R, Hernández B, Rojas U, Santacruz O, Uribe R, Guerrero M, Betancourt L : Psiquiatría Clínica, diagnóstico y tratamiento en niños, adolescentes y adultos. Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Editorial Médica Panamericana. 218:848-37 Colombia, 2008.

[2]  Kaplan H I, Sadock B J, Grebb J A: Sinopsis de Psiquiatría. Trastorno de Déficit de Atención. Panamericana 1085-39. Buenos Aires, Argentina. 1996.
[3] Gratch L O: El Trastorno por Déficit de Atención, Clínica, Diagnóstico y tratamiento en la infancia, la adolescencia y la adultez. Panamericana. 92:243-10 Argentina 2001
[4] Grau M A, Meneghello J: Psiquiatría y Psicología de la Infancia y Adolescencia. Textos de Pediatría en Diálogos. Panamericana. 464-42 Buenos Aires Argentina. 2000.

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